Estaba brillante por el agüita y por el sol (relatos y reflexiones de un mes de cuatro semanas)

Extrañamente feliz me siento a escribir esta autoevaluación de proceso de investigación-acción en el que me subí a una montaña rusa de recuerdos y objetivos añejos hoy renovados y enraizados. 

Hoy toca quedarme con las ganas de salir corriendo a entrenar porque terminó un mes porque ya sé que empieza otro que me desafiará a no aferrarme a lo fijado sino adaptarme al río para cuando me invite a recorrerlo. En las planillas de entrenamiento en vez de poner objetivo "no alcanzado" me animé a poner "en proceso" porque reconocí lo que quiere decir para mí alcanzar el grado cero para empezar a ensayar, componer, bucear en mi imaginario

No le puedo echar toda la culpa a la cuarentena respecto a mi distanciamiento con la praxis, la academia y sus tiempos académicos hicieron estragos a esta buena alumna que me forjaron a ser y hacia la que ya estaba bien predispuesta. Las decepciones creativas y sobre las interpersonales calaron hondo y como aprendí a que cultivar un vínculo, una idea y el placer por el hacer hay que protegerlo ante cualquier idea compulsiva que busca arsenicar bocetos tímidos de voz propia. 

Grado cero significa desensillar el cuerpo disciplinado bajo la mirada atenta de la academia y llevarlo al tapete. Pero a la vez supone que la compulsión al entrenamiento y la neurosis de los cinco centímetros que se podría levantar la pierna en detiré se suavice y ceda lugar a la exploración intuitiva de los juegos vocales y corporales. 

La nutrición es fundamental, de lo comestible, de lo audible, lo leible y visto. Volver al teatro a ver obras de lo que sean, volver a entrenar a un espacio poético como el que P habilita y estimula, tomar el tren, el colectivo, ir en bici, desplazarme y trazar líneas por toda la ciudad otra vez me llena de vida (aunque también me agota) y comprender que mi decisión de vivir en Tigre tiene más que ver con una necesidad de desalienación que de migración. Fueron varias las veces que me escuché nombrando a la sudestada como parte de una improvisación en la clase y al cerrar los ojos tenía las imágenes frescas en la retina.

Estoy muy orgullosa por todo lo que se me despertó y reactivó. Sobre todo porque los momentos de disfrute, aunque teñidos de mal humor a veces, marquen el compás.  

No sería del todo yo si esto no lo terminara con una lista de tareas u objetivos a velar este segundo mes que empieza...

  • Recuperar la escritura a mano. 
  • Alimentarme bien. Hidratarme. 
  • Ir al teatro, al cine, a conciertos.
  • Dejarme tocar para aflojar la musculatura y que la energía circule.
  • Leer todos los días 10 hojas del texto del marco teórico o conceptual que esté en curso. 
  • Elegir un día de descanso total.
  • Dormir.
  • Salir a remar al río siempre que pueda.
  • Animarme a bocetar movimiento, vestuario, objetos. Sólo eso, bocetar. Los tiempos de ensayos y escritura puros y duros vendrán cuando pueda sostener un ritmo de entrenamiento físico y vocal intenso. Intenso es tres veces por semana, 20 repeticiones, 3 vueltas y 30 minutos de ergo, una salida a correr de 1 hora por semana. Tranqui. Pero quiero recuperar un cuerpo resistente, sobre todo porque vuelve la presencialidad y la facultad a esta altura del año.    

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