La neurosis tiene disfraces insospechados
Menos mal que en una de las entradas aclaré la planificación del proyecto de investigación porque gracias a eso puedo ir a ella y volver a repetirme una y otra vez que no estoy abandonando o procastinando el proyecto de investigación-acción.
Ayer salí a remar y supongo que como además estoy organizando los horarios de cursada y trabajo del resto del año y el martes será un día a modificar por obligaciones laborales y pasarlo para el miércoles, me quedó eso como excusa para acosarme durante todo el día.
Como está esa planificación semanal de tres encuentros con el proyecto, mi mente decidió entonces cambiar al tema de la alimentación y cuerpo ágil y delgado que siempre me puse como meta imposible pero ideal para dinamitar todo buen humor.
Si a eso le sumo que me avisaron que no quedé seleccionada para la publicidad y por lo tanto no tendré ese ingreso de dinero y mi computadora está fallando más de la cuenta, lejos de abandonar el proyecto sé que lo abrazo con más fuerza de la que tengo hasta ahogarlo y agotarme.
Poner el cuerpo en movimiento pero subordinado a la mente lo silencia, lo vuelve esclavo de las ideas, mucho más que del calendario.
Mayo sería el mes de estreno de la conferencia performática y es sobre eso que estoy trabajando. La obra vendrá después o no vendrá, eso no tengo que decidirlo ahora. En todo caso, intuirlo. Y si empiezan los pensamientos compulsivos, hacer como hice hoy, salir al río. Esta obra comenzó hace años, me mudé a una cuadra del río para no perderla.
Esta vez voy a confiar en la sistematización que no le quita espontaneidad ni inspiración, sino que lo protege de cualquier reacción neurótica camuflada de pasión. Creo que es uno de los aprendizajes más importantes que me llevo de la universidad.