Los cuerpos que me habitan
El mal humor se hace presente en esta primera etapa de protobra, en la que me propongo encontrar un estado cero desde el cual comenzar a ensayar. Después me acuerdo de mi doctora diciéndome que ella no era una mujer, sino que cada quince días mutaba, como su deriva de hormonas la llevara por distintos caminos y a tomar distintas decisiones que avergonzarían a sus mujeres de calendario.
Durante varios días cuestioné la liberación de adrenalina en el entrenamiento físico, sin embargo, lo vocal estaba suelto, desfachatado y los gruñidos, bufidos y puteadas a viva voz se hicieron andamios de un estado incómodo.