Volverán las oscuras golondrinas


Me nominalizo y sucumbo a la histórica tarea de la escritura. Durante los últimos días de marzo y primeros de abril tuve que responder a obligaciones laborales que me permitieron rumiar mi idea y metabolizarla en deseo. Como la enamorada que supe ser, pensé mucho en todo este proceso, en las ideas y qué pasaba con respecto a la dinamitación implosiva de cualquier brote que pudiera sostenerse por bastante y tiempo y se materialice en una fotografía, video o vestuario. 

El entrenamiento físico y su seguimiento por escrito me hacía recordar de que nada era en vano, que esto lo vengo sosteniendo hace ocho semanas ya y que en estos días se corporizaron ciertos conceptos que venía repitiendo hasta el cansancio porque sospechaba que tenían un anclaje en la praxis muy potente. Y compré un rollo de papel de escenografía el que colgué a modo de pizarra para escribir, dibujar todo lo que se me viene a la cabeza. Lo bello, lo estético, lo que quiero comprar o aprender a usar y también lo incómodo. A lo mejor si veo lo que se repite, esas ideas obsesivas que provocan tanta inflamación tenga el qué quiero contar en mi obra. Porque después de todo este trabajo y toda esta inversión de guita estoy segura de que aunque sea para dos espectadorxs quiero hacer obra. 

Sigo trabajando con las dimensiones del discurso que propone Ernani Maletta y leyendo el libro de Davini que por momentos me carga de neurosis y peco de soberbia al querer resolver en tres meses de investigación su tesis de doctorado y carrera de cantante lírica. 

Siento que tengo que pedir permiso todo el tiempo. A prodanza, a lxs cantantes, a lxs bailarinxs, a lxs actores y actrices, a lxs técnicxs de sonido y vestuaristas, porque como estoy en tantos lados siento que no estoy en ninguno, pero me repito una y otra vez lo que me repiten aquellxs que me están acompañando en esto, que justamente es ese collage de lenguajes el que me atraviesa y desborda y se me escapa del abrazo. Yo no quiero apretarlos, los necesito...

Recuperé viejas herramientas tecnológicas y me animé a comprar algunas otras que más que herramientas son juguetes para probar esos bocetos que se me ocurrieron para la conferencia performática y M me pidió de tarea. Además recordé que tenía la cámara digital, bien vintage, pero que me evita comprarme un celular mejor o una go pro y además trabajar con el celu como dispositivo para la música y el micrófono de karaoke. 

Caminé todo cabildo, literal y casi todo santa fé y no encontré el micrófono que quería y si lo tenían no había en un color amigable para la obra o estaba abollado y roto. Es más, entré a una casa de música y me ofrecieron un shure por 6mil y estaba decidida a comprarlo, el hombre lo probó y el micrófono no andaba. Lo tomé como un indicador de los bloqueos que tengo y me resonó aquello que B me dijo una vez que yo no vine a esta vida para ser artista ni bailarina porque lo abandoné en muchas otras. Lo pensé como algo karmático como C nos contaba que si antes habías sembrado buenas semillas las cosas se te dan y si en cambio no te suceden cosas de lo más desopilantes para bloquearte la concreción pero que de todos modos hay que hacerlo, porque es ahí cuando se están sembrando las nuevas semillas. Crucé Avenida Santa Fé por cualquier lado gritando detrás del barbijo, cualquiera me estoy mandado cualquiera, casi este mes no voy a ganar plata por todo el trabajo no remunerado que tuve que hacer en marzo y el agotamiento físico y mental y bla bla bla mientras en mi cabeza rebotaban semillas y me acordé que ayer en Tigre en el negocio de tecnología e informática en el que siempre encuentro buenos precios de productos que me quieren sacar la cabeza en otros lados, me habían mostrado un mic de calidad superior, con funda y todo, mucho más resistente que las berretadas que ví por 2mil pesos más y que estuve a punto de comprarlo pero esa parte mía de la duda y la desconfianza a mis impulsos me hizo caminar durante toda la tarde y buscar algo que mucho después me di cuenta de que estaba al alcance de mi mano. 

INTUICIÓN divino tesoro.

En la cámara de fotos había videos que filmé cuando quise retomar los ensayos. La Vanina del pasado se saca la bombacha del culo y acomoda el pantalón rojo de imitación adidas y pisa tierra húmeda y crujen las hojas. La Vanina del presente se compró un adidas original rojo que no le sirve como ese para bailar, pero vive a una cuadra del río y lo visita todos los días. El V me dijo hoy después de darme un abrazo porque se puso contento de verme en el club, que si estaba estresada porqué no salía al río?

Mañana salgo V

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