Empezar a contar mi historia, para aplicar a becas...
Comencé mi estudios en ballet a la edad de seis años. Siendo muy pequeña me sometí a rigurosos entrenamientos físicos y dietas estrictas para bajar de peso. Sin embargo, a pesar de contar con experticia técnica y reconocimiento entre mis pares por mi forma de bailar, no pude ingresar a los institutos oficiales por estar excedida en peso. Las actas de los exámenes dicen que debía pesar medio kilo menos. Esto provocó que transitara durante toda mi adolescencia con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y odiando mi cuerpo. Me alejé de la danza y comencé terapia. Cuando me sentí más estable y reconocí las herramientas que el psicoanálisis me brindó para detener estas conductas, volví a tomar clases en espacios amateur. Esta vez de danza contemporánea. Sucedió que un día nos fotografiaron y al ver la imagen de mi cuerpo suspendido en un salto, la profesora se sorprendió al ver la línea perfecta que trazaban en el espacio mis brazos y piernas. La extensión de mis pies y alineación de l...