Cantar a coro

Y sucedió el estreno. 

Jueves 10 de noviembre, a las 17hs el presentador dijo mi nombre, leyó mi currículum al público mientras yo entraba a escena con mis cacharros listos para performatear mi conferencia-performance. 

Temblaba en el camarín y en los auriculares sonaban los karaokes escritos porque suponía que en esos últimos minutos podría terminar de aprenderme la letra. 

El poder de mi procastinación y neurosis pareciera no tener fin. Ni siquiera la fecha tope los inhibió. Porque rendericé el proyecto (renderizar es pasar de un formato de edición a mp4 por ejemplo) minutos antes de salir de la casa cargada del rollo de papel y los pies de micrófono y la valija llena de botellas atadas y objetos de la escena. 

Me tomé el metro y puteé en colores por todas las escaleras que tenía que subir y bajar. Un taxi acá es carísimo y tarda más que el transporte público. Llegué, caminé, me perdí. Volví sobre mis pasos y ahí estaba el Instituto del Teatro. Quien me recibió se apiadó supongo que de mi cara roja y las gotas de transpiración en la frente y me explicó con mucho cuidado como bajar hasta la sala donde me tocaba hacer la perfo.

Ahí me encontré con colegas que ultimaban detalles, vocalizaban en camarines y probaban sonido. Me sonreía porque eran todxs académicos, becarixs de CONICET o como se llamen los institutos de sus países. Pensaba: ay si nos viera lord CONICET... a mí no porque nadie me dio un peso para estar acá, todo lo pagué con mi trabajo de actriz, pero al resto... sabe la academia que estamos haciendo esto? Sería momento de que se enterase, no? Así se deja de joder con sus reglas que resecan el pensamiento, jerarquizan las estéticas aunque se esfuerce en decir que nada que ver... pero citame autores y explicitame la metodología. 

Actué. Performateé. Canté (mal). Respiré. Hice cantar. Si quieren verla tendrán que esperar que la replique en Buenos Aires o me acepten en algunas propuestas donde me dan muchas ganas de hacerla circular. pero les dejo de yapa un registro mínimo. Lo que más me gusta de este registro no es verme ni escucharme, sino revivir las risas y el coro que el público casi de manera espontánea (casi porque entreno la responsabilidad afectiva e hice y compuse cosas para que eso se despierte) 

Que personas que desconozco canten a coro mi ponencia, no tiene precio. 


 

Entradas populares de este blog

Las caderas no mienten

Reflexiones en torno a las cartografías vocales de Davini

Los peces tienen lengua?