Las caderas no mienten

Ya lo decía Shakira, pero en mi caso no tiene nada que ver con la seducción y/o el acto sexual. 

En mi caso es una respuesta al desgaste articular producto de bailar las ideas de otrxs que más tienen que ver con violentar los cuerpos que con transitarlos desde el placer por bailar. 

Hace ya casi cinco años que me lesioné la cadera buscando un cuerpo más fuerte, más acorde a las exigencias de coreógrafos o preparadorxs físicos que opinan sobre cómo hay que bailar, moverse, ser.

De eso me quedó un dolor constante en la cadera que se acentuó con un esguince en el dedo gordo del pie y la pandemia con su sedentarismo. Ni qué hablar del tiempo destinado al estudio, la lectura y la cursada. Estar sentada durante 4 horas no es lo mío y acá tengo la prueba de que la quietud lastima a mi cuerpo. 

Estoy desesperada ya por recibirme. Quiero ese título, me permitirá continuar con el desarrollo y materialización de mi ópera prima, pero como ya sé que será danza-teatro es un poco tramposo dedicarme al estudio full-time porque cuando tenga ese rectángulo de papel al que llaman diploma, voy a tener la cadera pulverizada. Así que ahora me estoy dedicando a distribuir la energía durante el día para concretar los cinco ejes, proyectos que me conmueven, apasionan y amo. 


Fui al traumatólogo y me avisó que para evitar adelantar una cirugía mayor de cadera me comprometa a entrenar fuerza 4 veces por semana y dejar la actividad aeróbica por un tiempo. Además que baje de peso ya que la constitución de mis huesos es pequeña y tengo mucho volumen en las piernas. Esto quiere decir que tenga que adelgazar con más esfuerzo, o sea, ingiriendo menos calorías ya que no voy a tener el mismo desgaste calórico que corriendo, andando en bici o dando mis largas caminatas. 

Además me pidió que me pese y bueno... ahí me volví a encontrar con un límite (o un obstáculo) la balanza siempre fue la indicadora de si debía o no tomar laxantes, porque si no estaba con el peso que yo me imaginaba era que había comido por demás y necesitaba sacarme todo eso de adentro. Nunca me salió fácil el vómito, tal vez sea porque pasé mucha hambre cuando hacía dieta de nena y retener en mi cuerpo la comida era una estrategia de supervivencia al frío... no lo sé, nunca le dí mucho lugar a eso en la terapia. 

La cosa es que ya es el segundo profesional que me pide lo mismo, que me mida, que me pese, que registre en datos y acá me quedo sin muchos argumentos porque ya hay una articulación lastimada en el medio y es lógico el pedido de bajarle la carga para que no trabaje por demás. 

Empiezo la dieta hoy sábado 28 de octubre. Tengo que llegar a pesar 60kgs. Entrenar 4 veces por semana y después ver qué tratamiento o microcirugía es la más conveniente. 

Ahora tengo que buscar una balanza. Y qué casualidad, no encuentro que ninguna farmacia tenga. 

Me pidió que me pese

Entradas populares de este blog

Reflexiones en torno a las cartografías vocales de Davini

Los peces tienen lengua?